¿Cómo las estaciones afectan a las personas con Dermatitis Atópica?
Varios estudios han mostrado que las funciones de barrera de la piel pueden verse afectadas por las condiciones climáticas. En el caso de la dermatitis atópica, estando estas funciones ya alteradas por factores genéticos, el clima desempeña un papel clave en el riesgo de brotes y en la severidad de la enfermedad. De hecho, varios estudios han mostrado que la Dermatitis Atópica es más común en países alejados del Ecuador y que los bebés nacidos en invierno y otoño en países del norte de Europa tienen mayor riesgo de padecerla.
Históricamente, se pensaba que los brotes de Dermatitis Atópica seguían un patrón bi-estacional, con un aumento de los brotes en invierno y en verano. De hecho, durante el invierno bajan la humedad ambiental y las temperaturas, causando xerosis y alterando la barrera cutánea, y en cambio en verano con temperaturas más altas, hay un exceso de sudor, un incremento del prurito y una mayor colonización por S. aureus. Pero más recientemente se ha mostrado que en realidad los picos de Dermatitis Atópica se distribuyen entre la primavera, finales de otoño e invierno.
Aunque puedan variar entre personas, existen una serie de factores comunes que pueden contribuir al empeoramiento de los síntomas de la dermatitis atópica durante cada estación, que presentaremos
a continuación.
Los factores agravantes en invierno
En invierno, como lo mencionamos antes, la bajada de las temperaturas y de la humedad ambiental afectan directamente a la barrera cutánea, conllevando a la disminución de la hidratación de la piel y al incremento de la reactividad a los irritantes cutáneos. Pero existen otros factores, relacionados con la bajada de las temperaturas, que pueden potencializar el impacto del invierno en los pacientes con Dermatitis Atópica:
- El uso de sistemas de calefacción, como radiadores o calefactores, que pueden secar aún más el aire en los espacios interiores, potenciando la deshidratación de la piel y aumentar la xerosis y la sensación de picazón.
- Los baños y las duchas largas y calientes: durante esa temporada, muchas personas tienden a tomar baños o duchas más largas y con agua caliente para combatir el frío. En general los baños y las duchas diarias son recomendadas en caso de Dermatitis Atópica, dado que permiten evitar la colonización excesiva por la bacterias patógenas como aureus. Sin embargo, el agua demasiado caliente puede eliminar los lípidos naturales de la piel y empeorar la sequedad de la piel. Además, el uso de jabones fuertes o perfumados puede irritar la piel aún más.
- El tipo de tejido utilizado en la ropa de invierno también juega un papel en el empeoramiento de los síntomas. Por ejemplo, las fibras gruesas de lana pueden irritar la piel sensible y desencadenar picazón y erupciones cutáneas. De hecho, anteriormente, la «intolerancia a la lana» se consideraba como criterio diagnóstico menor para la dermatitis atópica. Asimismo, la fibras sintéticas, como el nylon o poliéster, al ser oclusivas, favorecen la deshidratación de la piel y por tanto la sensación de picazón y de incomodidad.
Los factores agravantes en verano
- Los rayos del sol: aunque tiendan a mejorar los síntomas (y más especialmente los UVB que disminuyen la inflamación y refuerzan la función de la barrera cutánea), una exposición excesiva a los rayos UV pueden empeorarlos.
- El aumento de la temperatura puede provocar sudoración excesiva, lo cual puede irritar la piel y desencadenar brotes de dermatitis atópica, e incluso empeorar la sensación de picazón.
- Las piscinas: aunque se recomiendan los baños de lejía (con soluciones de hipoclorito de sodio a 0,005 %) para prevenir o limitar las recurrencias, concentraciones excesivas en cloro y otros productos químicos habituales en el agua de las piscinas pueden irritar e incrementar la sequedad de la piel, y por tanto empeorar los síntomas de la dermatitis atópica.
- Los tejidos: al igual que en invierno, el tipo de tejido utilizado en la ropa puede tener una influencia en los síntomas. Por ejemplo, los tejidos sintéticos y ajustados, al ser oclusivos, pueden contribuir al incremento de la perdida de hidratación cutánea, lo que junto al roce constante puede aumentar la picazón y la irritación.
Primavera y otoño
Los principales factores agravantes en estas dos estaciones son las alergias estacionales. Aunque todos los pacientes con dermatitis atópica no tienen un perfil alérgico, la mayoría presentan unas concentraciones de IgE muy elevadas. Por tanto, en primavera y en otoño los alérgenos pueden desencadenar una inflamación y la aparición de placas eczematosas.
Cabe destacar que incluso los pacientes no alérgicos pueden presentar manifestaciones atópicas tras una exposición a alérgenos. De hecho, estando la barrera cutánea alterada, los alérgenos penetran más fácilmente y actúan como agentes irritantes.
La recomendaciones para luchar con los factores estacionales
Aunque no existe una solución mágica para la dermatitis atópica, algunas recomendaciones pueden ser útiles para evitar los brotes y/o aliviar los síntomas en función de la estación del año.
Hidratar su piel: la correcta hidratación de la piel es la base del tratamientos de la dermatitis atópica. Se recomienda durante todo el año el uso diario de emolientes en cantidad suficiente para minimizar la xerosis, que puede verse empeorada por condiciones climáticas y deportes/ actividades. El uso constante de emolientes, incluso durante la remisión, previene los brotes y disminuye el uso de esteroides tópicos.
Higiene: La higiene de la piel también es importante en cualquier época del año, en el sentido de que permite evitar la proliferación excesiva por S. aureus. Sin embargo, se recomienda que los baños o duchas sean cortas y que se utilice agua tibia con limpiadores suaves relativamente libres o libres de conservantes y perfumes. Particularmente en verano, pero también en otras épocas del año si procede, se recomienda ducharse o bañarse después de las actividades acuáticas en piscinas para eliminar los químicos.
Ropa: Se recomienda utilizar de forma habitual ropa suave y transpirable, como el algodón, y evitar los tejidos gruesos y la ropa demasiada apretada, para evitar la fricción y limitar la irritación.
Calidad del aire: Es clave mantener los espacios interiores bien ventilados para evitar la acumulación de los alérgenos e irritantes. Asimismo, se recomienda utilizar humidificadores de aire para mantener una correcta humedad, y evitar el uso excesivo de sistemas de calefacción que tienden a incrementar la sequedad del aire.
Conclusión
Es importante destacar que las estaciones no afectan a todas las personas con dermatitis atópica de la misma manera. Algunos individuos pueden encontrar alivio en ciertas estaciones, mientras que otros pueden experimentar síntomas constantes durante todo el año. Cada persona debe aprender a reconocer sus factores desencadenantes específicos y tomar medidas para manejar su dermatitis atópica en consecuencia.
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